jueves, 22 de octubre de 2020

Díselo con flores

Cuando regalas a un convaleciente, es tradición escoger regalos de naturaleza efímera, como flores o chocolate, porque con ese acto se delimita que el tiempo a pasar ingresado es finito. Se podría leer entre líneas el deseo de una pronta recuperación, y vuelta a casa, de ese ser querido.
(Extracto traducido y reinterpretado de Cohn, 2009)


Imagen de tayphuong388 en Pixabay


Juan José nos preguntaba sobre la prohibición de las flores en las habitaciones de las salas de hospitalización quirúrgica. Y nos comentaba que por este motivo se veían obligados a dejarlas en el pasillo. La duda, como os podéis imaginar es si existe evidencia que avale este prohibición (que se justifica desde la prevención de la infección de la herida quirúrgica).

Una vez más nos sorprendéis con una pregunta interesantísima, que puede parecer una cuestión baladí a priori, pero de la que (atención spoiler) vamos a encontrar la evidencia científica que haya detrás.

Bancos de preguntas
Nuestra parada obligatoria semanal en los bancos de preguntas incluye siempre a Preevid y PiCuida. Esta vez es lo que llamamos "una visita al médico" puesto que nos vamos rápido (con las manos vacías) a nuestro siguiente destino.

Guías de práctica clínica
Segunda parada del viaje, Guiasalud  y NICE. Nada por aquí, nada por allá. Seguimos.

Revisiones sistemáticas
En la biblioteca Cochrane hemos encontrado una revisión (de 2012) sobre intervenciones en el ambiente para mejorar los resultados de los pacientes. En su búsqueda no hallaban ensayos o estudios antes-después en los que se incluyera a las flores como intervención.

Sí, parecía prometedor, pero se quedó solo eso  Seamos ordenados y continuemos descendiendo por la pirámide de la evidencia hasta nuestra siguiente parada.

Búsqueda bibliográfica
Y como en toda buena entrada PreClic, nos acercamos hasta PubMed. Cuántas alegrías y tristezas (por sus cambios recientes) nos está dando.

Nos decidimos, después de probar varias cosas, por los términos Patients' Rooms AND Flowers  con un máximo de 7 resultados (como términos MeSH son 4, pero si los combinamos como lenguaje natural obtenemos 7).

La siguiente estrategia que usamos es la búsqueda manual en la referencias de aquellos que sí eran relevantes para nuestra necesidad de información de esta tarde (os sugerimos que uséis siempre esta estrategia, se encuentran verdaderas joyas).

Dicho lo anterior, vamos a ver con qué nos hemos encontrado:

Posibles motivos en contra listados en el texto de Cohn (2009):
  • Reducir posibles daños por rotura de cristales
  • Depleción de oxígeno en el aire por causa del material en descomposición
  • Evitar el derrame de agua sobre equipos eléctricos
  • La incomodidad de tener que cambiar el agua y de deshacerse de las flores muertas
  • La posibilidad de que las flores o el agua supongan un riesgo de infección. Es obvio que hay bacterias tanto en las flores como en el agua, otra cuestión será que supongan un riesgo de infección de la herida quirúrgica.
Centrándonos en la pregunta de Juan José, hemos leído una revisión narrativa (Gould et al. 2005) en la que concluyen que nunca se ha reportado una infección hospitalaria relacionada con flores o el agua del jarrón (aunque reconocen que es teóricamente posible). Sostienen que el mantenimiento de estas políticas de prohibición se debe simplemente a rutinas aceptadas, pero no sustentadas en pruebas.

Los autores apuntan que la colocación de las flores en un lugar distinto de las inmediaciones de la cabecera (para evitar que se derrame sobre aparataje o que moleste en caso de emergencia) sería suficiente para que pacientes y visitantes pudieran disfrutar de ellas en las habitaciones.

En una carta al editor (Humphreys, 2006) se discute de manera argumentada por qué no debería prohibirse las flores en las salas de hospitalización de manera general. Si bien sí menciona que en casos particulares (pacientes inmunocomprometidos, receptores de trasplante de médula, etc.) puede ser conveniente evitar las flores, no hay justificación en la literatura para prohibirlas en las habitaciones de la mayoría de los pacientes. Como puntos a favor de su uso menciona:
  • Dan alegría a los pacientes y visitas
  • Pueden ser de alguna manera terapéuticas para pacientes con depresión
  • En procesos terminales, además de alegrar el entorno, pueden suponer la última vez que un paciente tiene la oportunidad de ver y oler flores.
Otra carta al editor (Kerr, 2006), que contesta al anterior, reconoce que no hay evidencia que sustente la prohibición de las flores en habitaciones de pacientes no inmunocomprometidos. Señala que lo que podemos encontrar en la literatura son estudios donde se aíslan bacterias en el agua de los jarrones, pero que no son claramente patógenos para los humanos. Menciona también dos casos aislados (una sepsis  fatal en un neonato por Erwinia sp. y una infección en una herida por Aeromonas hydrophila) en los que no se demuestra causalidad. Apuntala su texto diciendo que si esperamos encontrar un trabajo que relacione directamente las flores con infección en pacientes, la discusión no terminará nunca.

Encontramos también un trabajo con el sugerente título de: Flowers in the clinical setting: Infection risk or workload issue?

Se trata de una revisión narrativa, por una parte, y cuestionarios autoadministrados a enfermeras para conocer las políticas de control de la infección relacionadas con las flores y el agua de los jarrones, por otra. Finalmente hicieron entrevistas telefónicas a enfermeras experimentadas de control de infección (Senior nurses y chief executive).

En lo que respecta a la revisión, el resultado es el ya comentado anteriormente (no hay evidencia definitiva). 

En cuanto a las entrevistas se concluye que:

Sobre la prohibición
  • Un tercio de las enfermeras aseguraron que las flores estaban prohibidas en su trabajo
  • Una sola dijo que era una decisión individual de la enfermera (permitirlo o no)
  • El resto, aseguraron que las flores no estaban prohibidas
Sobre la opinión acerca de la posibilidad de que produzcan una infección
  • El 66 % de las enfermeras creían que era un riesgo real. La mayoría de éstas mencionaron las heridas y los dispositivos invasivos en sus respuestas.
Por lo que respecta a las entrevistas a enfermeras especialistas en control de la infección:
  • Ninguna había establecido una política de prohibición fuera de las unidades de críticos
  • Creen que los riesgos en salas de hospitalización se exageran porque las flores suponen una carga de trabajo extra.
--

Hoy lo vamos a dejar aquí. Aunque tirando del hilo hemos encontrado bastantes textos (descriptivos, revisiones, cartas al editor), algunos son muy antiguos y no ofrecen información diferente a la que hemos plasmado.

Pasamos pues a la...

Conclusión de PreClic
  • No hay evidencia que relacione las flores o el agua de los jarrones con infección de la herida quirúrgica en salas de hospitalización.
  • Parece prudente evitar que las flores se coloquen junto a la cabecera de la cama, para evitar que en un accidente el agua se derrame en equipos electrónicos o pueda ser un estorbo en caso de emergencia.
  • Donde sí parece estar prohibido, en base al principio de precaución (dado que no hay estudios que lo avale), es en la unidades de críticos y en habitaciones de pacientes inmunocomprometidos.

La respuesta de hoy está basada en evidencia de baja calidad (descriptivos, revisiones narrativas y cartas al editor). Por tanto, nueva investigación podría matizar o contradecir lo dicho.


Referencias
Cohn, S. (2009). Where have all the hospital flowers gone? BMJ, 339, b5406. https://doi.org/10.1136/bmj.b5406
Day, G., & Carter, N. (2009). Wards of the roses. BMJ (Clinical research ed.), 339, b5257. https://doi.org/10.1136/bmj.b5257
Gould, D., Chudleigh, J., Gammon, J., & Ben Salem, R. (2005). The evidence base and infection risks from flowers in the clinical setting. British Journal of Infection Control, 6(3), 18–20. https://doi.org/10.1177/14690446050060030501
Humphreys, H. (2006). On the wrong scent: banning fresh flowers from hospitals. In The Journal of hospital infection (Vol. 62, Issue 4, pp. 527–528). https://doi.org/10.1016/j.jhin.2005.10.009
Kerr, K. G. (2006). Flowers and healthcare-associated infection. In The Journal of hospital infection (Vol. 64, Issue 3, pp. 301–303). https://doi.org/10.1016/j.jhin.2006.06.017



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